En lo adelante me dedicare a publicar algunas vivencias, cosas que vivo, veo y escucho en carne propia, en la interacción que tengo en los diferentes lugares que visito, gracias a mi trabajo, también comentare algunas situaciones que he vivido en carne propia anteriormente.
Esta primera entrega la llamare “Bandeja de Oro”, la llamo así, por una situación muy particular y extraña que me toco vivir, algo que me hizo sentir mal, no tanto como para llorar o ir a tirarme en brazos de nadie buscando consuelo, pero si logro que lo comentara con algunos amigos colegas de la misma actividad que realizo; antes de continuar debo aclarar que soy Visitador Medico, como ustedes comprenderán tengo la oportunidad de interactuar con muchos tipos de personas al día, a la semana y al mes.
Retomando el tema inicial del párrafo anterior, lo que me sucedió fue lo siguiente, en una ocasión visitando una clínica el en sector de Herrera, llegue temprano al centro, luego de visitar mis farmacias para ver la colocación de los productos que promuevo, como también la frecuencia del moviendo de los mismos y Stock que poseen, luego de realizar ese ritual, me dirijo a ver que médicos ya están en sus consultorios; y como siempre, saludar a las personas que están ahí, me refiero a los pacientes, que cuando ven a uno llegar, algunos ponen la cara de asco, de pique, de piedra, de todo, menos de alegría, evidentemente por que ven que ha llegado un carajo que les va a quitar el tiempo y la oportunidad, de irse rápido, es todo un juego de hipocresía, y mentiras, ja ja ja, que mundo este, lleno de mentiras, donde quiera uno mira se ve la mentira, pero así es la vida.
Me acerco como todo un caballero donde las secretarias las saludos con mucho cariño, “Hola como estas, que linda estas, uuuuaaaaooooo que bien te queda esa ropa, etc.” Ustedes saben, ahí que estar frió con esas mujeres, ellas son la llave de entrada al consultorio del medico, si uno esta frió con ellas, aunque el Medico tenga cuchumil pacientes esperando, ellas les dan una oportunidad para que hagamos nuestros trabajo rapido, “ mira ni niño, entra, pero eso si, rápido oite “ tan lindo", ay Dios que mentirosa, porque las mentiras también viene hacia nosotros, jejejeje, bueno, que me sucedió en ese lugar, les cuento, hay una joven, que es secretaria de una Dra., "me reservo los nombres, evidentemente porque no se quienes me lean y tal vez, quien sabe, por Molestar, con “J” quieran hacerme pasar un mal rato", bien, pues me acerco a ella con todo respeto, es muy callada, inclusive se ve hasta introvertida, la saludo:
Yo - Hola ¿como estas?, espero que bien
Ella – aja
Yo - Me alegro,
Ella – Ni me mira,
Yo - Oye, la Dra. Tiene muchos pacientes,
Ella – aja
Yo - Tu crees que pueda entrar cuando los pacientes terminen,
Ella – Es posible,
Yo – OK
En ese instante ella se para de su escritorio y va hacia otro lugar, dejando encima del mismo la libreta donde apuntan en orden de llegada los pacientes que tiene la Dra., como yo estaba al lado del escritorio, pues no me costaba mas trabajo que voltear la cabeza como si la fuera a recostar de mi hombro izquierdo y mirar la libreta para ver la cantidad exacta de pacientes que tenia la Dra., y así poder hacer otras visitas en el lugar, Ahí mi madre, ese fue mi error, mirar la libreta, cuando lo hacia, en ese mismo momento ella volvía a su lugar de trabajo y me vio, aquí empieza lo bueno, me dice:
Ella – Que tú haces?
Yo – Nada,
Ella – Estas mirando la libreta?
Yo – Asombrado digo, Si
Ella – Ustedes los Visitadores, siempre tienen que hacerla,
Yo – Pero yo solo estoy mirando la libreta, no la he tocado,
Ella – Si, eso mismo, ustedes son unos entrometidos,
Yo – Pero mira, mi vida, disculparme, no pensé que eso te haría sentir mal,
Ella – Ya, ya, déjalo así, mejor déjalo así,
Yo – OK.
Luego de eso, no me costo mas que irme hacia otro lugar, todos los pacientes me miraban, hasta me trague un chicle que tenia en la boca, uufff, entonces fui a visitar otros médicos, a esa Dra., no la visite ese día, para no chocar de nuevo con la jovencita, pero no permití que su actitud me afectara, continué mi trabajo normal, dejando para luego analizar lo sucedido en ese momento.
Al terminar mi jornada ese día como a las 8:30 pm, me quede pensando en la situación, saque conclusiones, pensé miles de cosas, bueno, al final me dije, por eso el mundo es mundo, todos somos diferentes, pero no abandone el tema sin antes decirme para mi, “eso se lo dejo a Dios, se que el me la pondrá en bandeja de oro, algún día”.
Pasó el tiempo y así fue, volví varias veces a la misma clínica, pero no a darle la oportunidad a que me hiciera lo mismo, realizaba mi trabajo y punto. No paso mucho tiempo cuando llego mi turno, el momento esperado. Un día ya me retiraba y cuándo iba saliendo del parqueo de la clínica, comenzaba un tremendo aguacero, con brisa y todo, pero pude notar que ahí estaba la secretaria que me dio el arrugon tiempo atras, esperando que la lluvia se calmara y asi poder irse, al verla mi intención fue ignorarla y continuar mi camino, como si no la hubiera visto, pero algo me empujo el pie hacia el freno, y me detuve, di marcha atrás, baje el cristal y sucedió lo siguiente:
Yo – Hola, como estas?
Ella – Bien,
Yo - Ya te vas,
Ella - Si, pero mira como esta la lluvia,
Yo – Si quieres te puedo llevar, a donde vas?
Ella – A la parada del Km. 9,
Yo – Si quieres ven, no hay problema,
Ella – “muy contenta, se monto” Hay, ere muy amable, gracias.
Ya montada, todo se torno en principio muy callado, para romper el hielo, le pregunte:
Yo - Vas a la Universidad,
Ella - No, voy a mi casa,
Yo – Vives por el Km. 9,
Ella – No, vivo por el Km. 8 de la Av. Independencia,
Sin decirle nada me dirigí directo a su casa, ella me dijo que para donde yo iba, y le dije que para su casa, que no se preocupara; y así fue, conversamos durante 10 o 15 min., en el trayecto a su casa de varios temas, estudios, el calor, la lluvia, etc., me di cuenta durante la conversación, que ella es profesional y que su sueño es ser, exactamente lo que yo era, Visitador Medico, aaaahhhh que sorpresa, ahí mismo se aclaro todo, ella actuó por despecho, o que se yo alguna ira oculta, reprimida, no se, eso me parece, puede ser que me equivoque, tal vez no, quien sabe.
Al llegar cerca de su casa, me dice:
Ella – Déjame aquí, yo vivo en esa casa,
Yo – Ok.
Ella – Pero tu vives por aquí,
Yo – No. Yo vivo bien lejos de aquí,
Ella – Ahí Dios, te desviaste tanto por traerme,
Yo – No te preocupes, es no es nada,
Ella – Gracias, no te imaginas cuanto de lo agradezco
Yo – No es nada, para mi fue un placer, quien sabe si tu mañana puedes hacer lo mismo por mi.
Al retirarme me llego a la mente esto, “En Bandeja de Oro”, ese pequeño detalle fue lo suficiente para que a partir de ahí, ella me tratara de manera diferente, claro nada de besitos, ni abrazos, pero si de manera agradable y alegre.
Muchas veces el destino nos brinda en Bandeja de Oro, situaciones para que la enfrentemos, pero estoy seguro de que esto sucede para que le brindemos la oportunidad de ver que es lo que tenemos por dentro, estoy seguro de que ella se preguntara siempre el trato y la atención que le di.