Destino es el poder sobrenatural que, según se cree, guía las vidas de cualquier ser de forma necesaria y a menudo es fatal, es decir, inevitable o ineludible. En la cultura occidental la mayoría de las religiones han creído en formas de destino, especialmente relacionada con la predestinación. El destino es un camino con distintas direcciones.
El destino es de esas cosas que sabemos y conocemos pero que es aun para nosotros mismos explicar que es, como es, como ocurre, etc. y como tal está sometido a interpretaciones.
El destino sería la sucesión inevitable de acontecimientos que ocurren en diferente lugar y tiempo cuya consecuencia del pasado que afecte uno o más hechos futuros, así como la red de posibilidades del futuro a causa de las acciones presentes y los acontecimientos pasados.
El destino se relacionaría con la teoría de la causalidad que afirma que “toda acción conlleva una reacción, dos acciones iguales tendrán la misma reacción”, a menos que se combinen varias causas entre sí haciendo impredecible a nuestros ojos el resultado.
Nada existe por azar al igual que nada se crea de la nada. Todo tiene una causa, y si tiene una causa estaba predestinada a existir o existir desde el momento en que la causa surgió. Debido a que la inmensa cantidad de causas es impensablemente inmensa, nos es imposible conocerlas todas y enlazarlas entre sí.
Desde un punto de vista religioso el destino es un plan creado por Dios, por lo que no puede ser modificado de ninguna manera. Esto, por supuesto, exceptuando el conocimiento judeocristiano que rechaza de plano (desde la Sagrada Escritura) la existencia de una predestinación absoluta (debido al libre albedrío, que entre otras cosas, hace al hombre ser imagen y semejanza de Dios). Los griegos llamaban al destino “ανανκη” (Ananké) y lo consideraban una fuerza superior no solo a los hombres sino incluso a los mismos dioses.
Dios nos coloca en tiempo y espacio en el lugar que merecemos estar en cada momento, así como nos permite conocer a las personas que necesitamos conocer en ese tiempo y espacio que vivimos en este mundo, esto ocurre para que nos preparemos en un futuro, para enfrentar lo que ya conocemos como destino.
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